El proceso y la continuidad


Katherine Hayles escribe “the interactor discovers that the goal is not reaching the end […] but rather the journey itself,” comentando sobre la experiencia por parte del interactor en el género de ficción interactiva en particular. Ella, igual que el académico Scott Rettberg, crea una guía para el lector/interactor de literatura electrónica donde se intenta definir los diferentes géneros que pertenecen a este tipo de literatura emergente en las últimas décadas. En pocas palabras, una obra electrónica debe “nacer” en el espacio cibernético y no simplemente ser digitalizada. Dado que la tecnología de las computadoras hoy en día da para infinitas posibilidades en cuanto a la creación de literatura o arte, existe una gran variedad de obras cinéticas, interactivas, hápticas y más. Esta diversidad de literatura electrónica presenta nuevos modos de lectura y análisis ya que rompen los límites de lo que se ha definido como literatura tradicional o históricamente. Así, estos avances tecnológicos fomentan una re-evaluación de lo que significa crear, escribir y leer literatura hoy en día. 

El comentario de Hayles me hizo pensar en “Hotel Minotauro,” obra en la cual el lector/interactor es obligado a participar en su desarrollo a través de su razonamiento y ratón. Al elegir ciertas puertas o salidas, se muestran fotos en blanco y negro o una narración que continúa la trama. Se nos revela en la narración inicial que el Minotauro permanece en las habitaciones y pasillos del hotel, por ende, uno puede deducir que no habrá salida de dicho hotel por más que uno haga clic en las salidas. Sin embargo, después de pasar un tiempo interactuando con la obra, el mismo formato de la obra demuestra que no hay salida del hotel o resolución de la historia; continúan apareciendo más fotos y más narraciones ad infinitum, y no existen otras opciones donde se pueda salir. Por consiguiente, el método o la organización de la obra refuerza lo que sostiene Hayles: uno como interactor se da cuenta que aunque llegue a una conclusión, lo más fundamental es enfocarse en el proceso de la experiencia. Así, se enfatiza la continuidad de la obra en vez de su finalidad.  

Esto me recordó al capítulo de Scott Rettberg donde revela que las obras de literatura electrónica que incluye en su texto no se deben considerar como terminadas, sino como proyectos (7). Él escribe “We usually consider a ‘work’ of literature to have reached a state of fixity and of completion […] the publication of electronic literature is not finished just because it has reached its public – it could change right before the reader’s eyes” (7). Por eso, me pregunto, ¿Cuál es el propósito de presentar una obra que cambia perpetuamente? Esta insistencia en el cambio constante y el sentido de continuidad-- ¿qué revela sobre nuestra sociedad y nuestro momento en la historia del mundo? Además, pensando en obras de literatura no electrónicas—cuándo, aparte de su publicación, ¿se termina una obra verdaderamente? Is a work of literature every truly finished? ¿Quién determina esto—el lector o el creador/escritor? ¿Quién debería, o debería ser un trabajo colaborativo? ¿Es el significado que el lector le brinda una obra una continuación de ella? Estos interrogantes, entre otros, demuestran como la literatura electrónica abre nuevas posibilidades para el proceso de creación de literatura.   


Fuentes:

Hayles, Katherine. “Electronic Literature: What Is It? .” The Electronic Literature Association,Jan. 2007.

Rettberg, Scott. “Genres of Electronic Literature.” Electronic Literature, Polity Press, 2018, pp. 1–19.

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