Post-digital y Open access


En esta última semana los textos para leer fueron “Post-Digital Writing” de Florian Cramer, y un capítulo del libro Post-digital Print de Alessandro Ludovico titulado Post-Digital Print: a Future Scenario. Junto con estos textos observamos el trabajo Crónica de viaje de Jorge Carrión. Para esta entrada y a través de estos trabajos se nos propuso pensar en la relación entre las teorías post-digitales y las políticas de Open Access. Esta última, informada por el trabajo de Peter Suber, “What Is Open Access.”

Empecemos por una aproximación a lo Post-digital. Según Florian Cramer, el resurgimiento de la imprenta es un indicador de que la era post-digital comenzó y es una era en la cual lo “digital” has become a meaningless attribute because almost all media are electronic and based on digital information processing; and where, on the other hand, younger generation media-critical artists rediscover analog information technology.” Si bien, es verdad que lo digital parece ya encontrarse en un punto de invisibilidad, no estoy tan seguro de que la imprenta esté en un momento de resurgimiento ya que quizá nunca dejó su lugar (el libro no ha muerto por más que en la era digital se pensó como una amenaza). Lo que si no se puede negar es el impacto de las tecnologías digitales en el trabajo de los artistas que aún trabajan y encuentran el libro impreso como un medio importante. El libro (impreso y no impreso) se ha repensado y adquirido nuevas modalidades que apelan a distintos sentidos sensoriales y problemáticas. Sin embargo, quizá uno de los efectos más importante de la digitalización recaiga sobre las estructuras de producción y distribución.

Si aceptamos que se pasó a un todo digital y que ahora “A number of products will thus need to be re-invented in order to still make sense in print” como propone Ludovico, podemos notar cómo el trabajo de Jorge Carrión juega con transformación de la era post-digital. El libro de Carrión es un objeto maravilloso que opera no sólo a través de lo visual, y de su contenido, sino que apela al sentido del tacto. El libro narra una historia que a la vez es una búsqueda digital expuesta en un medio impreso. El material, el papel con el que está hecho el libro lo convierte en un objeto placentero de tocar, sobre todo cuando lo que se está tocando es la imagen de una pantalla, de un texto extraído de la esfera digital. Es un juego de inversiones ya que no se pasa de lo impreso a lo digital sino de lo digital a lo impreso (quizá un juego con la palabra “digital” la cual está conectada etimológicamente con los dedos, con el tacto).

Ludovico propone que el objeto-libro actúa como una contraparte al mundo digital. Sin embargo, el libro de Carrión incorpora este “mundo”, explorando en cierta forma el efecto que tiene uno sobre el otro y la posibilidad de su coexistencia. El libro de Carrión puede pensarse dentro del marco propuesto por Florian Cramer, es decir “the book-as-tangible-object.” Según Ludovico “Traditional print publishing…is increasingly presenting its products as valuable object and collector’s items, by exploiting the physical and tactile qualities of paper.” Sin embargo, eso tangible en el libro de Carrión, no es insustancial ni se debe tomar a la ligera pues es parte de su estética, del medio, del mensaje.  

Entonces, el efecto de la era digital sobre el formato y el contenido del libro (digital o no) está fuertemente relacionado con las posibilidades que se abren en cuanto a la producción y distribución del texto. La imprenta tiene costos de producción y distribución que se reducen (o cambian) en el medio digital. El libro impreso requiere una producción física que, como postula Ludovico, se sustenta mediante el intercambio entre la editorial, el distribuidor y el lector. Esta forma de producción y distribución se evita en el espacio digital.

Al evitar el costo (material) de la imprenta y la distribución se da paso a la posibilidad de políticas de Open Access. Sin duda, estas políticas se perfilan como una solución para las barreras que los costos y los permisos imponen sobre la producción y distribución de conocimiento. Como argumenta Peter Suber, open access libera las barreras económicas y de acceso respetando la autoría intelectual. La propuesta de open access apela a lo que sería una distribución democrática del conocimiento. Si bien, estoy de acuerdo con la distribución gratuita a la que apela Suber, no estoy de acuerdo con sus argumentos que admiten el trabajo no remunerado. En mi opinión, Suber pone mucha de la carga en la “voluntad” del autor quien debe liberar su trabajo de cobro alguno. Un modelo, al cual hay que adaptarse según Suber por el bien del conocimiento, pero que a mi parecer puede ser contra productivo.

Si asumimos como verdad (aunque es muy cuestionable) que los académicos reciben un salario de universidades que les permite “liberarse” de las exigencias del mercado (esto último es lo que pongo en duda), también debemos pensar que la producción de conocimiento no se limita únicamente a los académicos (y no todo académico goza de un trabajo asalariado). No creo, que el dinero deba ser el mayor incentivo para producir conocimiento, pero tampoco se puede negar las necesidades que operan en la vida. Poder alimentarse y tener la posibilidad de poder subsistir con tu trabajo remunerado no deja de ser una prioridad. Dicho esto, las posibilidades que da el medio digital y el internet para formar un conocimiento colaborativo libre de barreras económicas es algo que sin duda debe ocurrir. Pero no a cuestas del trabajo gratuito, “voluntario,” sino por otros medios de financiamiento que permitan el acceso gratuito a los trabajos, y que a la vez permita la supervivencia del autor. 

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