La peste del insomnio y la maquina de la memoria


En los primeros capítulos de Cien años de soledad, el tiempo narrativo salta constantemente entre tiempos relativamente anteriores y posteriores. El narrador parece re-focalizarse constantemente en el ¨coronel¨ Aureliano Buendía, constantemente se retorna a lo que recordaría el coronel al momento de su fusilamiento. Estas juxtaposiciones de diferentes momentos y lugares que conforman la historia de una familia, la de los Buendía, no sigue una lógica lineal al estilo de la Historia, sino una lógica asociativa, aunque aquí leemos la historia linealmente, como si fuera una sola trayectoria a través de una base de datos o una posibilidad de un tema de narrativas orales.  Al leer la novela somos conscientes de que otras formas de contarla son posibles, es decir, la novela no tiene la forma de base de datos, sino de una navegacion, un registro a trabez de estos nodos implícitos en los saltos temporales. El narrador, por tanto, en esta estética colectiva, como de literatura oral, que, al tener referentes internacionales (al menos en la primera tercera parte, ya que despues parecen descubrirse unos manuscritos que establecen retroactivamente un origen aunque las referencias quedan) puede haber contribuído a la recepción casi universal de esta novela dentro del canon de Literatura mundial, quizás anticipando la globalización informática de la red, que transmite información instantáneamente a través del mundo, un mundo interconectado implícito en este recorrido tan diverso de la novela. Pero la sección de Cien años de soledad donde los pobladores de Macondo luchan contra la pérdida de la memoria mediante el desarrollo de una proto-base de datos sirve de cautela contra la dependencia excesiva en la tecnologías de representación para exteriorizar la memoria en detrimento de la fluidez de la propia memoria. Aunque, paradojicamente, tal memoria se comprende solo a traves de su modelaje en la tecnologia de la memoria. Esto podría servir como cautela no sólo a los lectores, sino a los usuarios de literatura electrónica, en el énfasis en la interactividad que favorece el olvido al depender la memoria del medio.

La peste del insomnio fue traída por Rebeca, de niña. Los indios Cauture y Visitación reconocieron tal enfermedad en sus ojos alumbrados, y advirtieron que la enfermedad, aunque no era dolorosa,  evolucionaba hacia la pérdida de la memoria, y, por tanto, del pasado, hasta llegar a la idiotez. Esta falta de sueño anticipa también la crisis de ¨the end of sleep¨ en la cultura tecnológica contemporánea semiocapitalista. Bajo esta peste, en Macondo “no solo veian las imagenes de sus propios sueños, sino que los unos veían las imágenes soñadas por los otros.” (61/495). Las imágenes que circulan en el imaginario son indistinguibles, como si se eliminara la capacidad propia de recordar o de diferenciarse. Esta peste se propagó por la ambición de lucro de Úrsula que con su negocio de dulces contagió a todo el pueblo, que sin embargo se sintieron contentos por el aumento de la productividad. Incluso intentar dormir, ahora, parecía trabajo, en una inversión de la naturaleza. Eventualmente, esta situación de emergencia se volvió algo natural, y ya nadie se preocupaba por dormir. Fue Aureliano el que reaccionó y concibió una fórmula para combatir el olvido. Primero, comenzó etiquetando objetos con sus nombres para no olvidarse. Así comienza la organización de archivos, etiquetando cada archivo para poder reconocerlos fácilmente. Pero esta etiquetación omite ciertas cosas que no puede incluir, así que no recupera la memoria. Conforme el olvido progresaba, también se olvidaban de la utilidad de las cosas, y también era necesario describir para que se usaba cada cosa. Sin embargo, en algún momento también se olvidarian de como usar las palabras escritas. Jose Arcadio, así, diseñó un instrumento que los ayudaria a repasar todos los dias los conocimientos necesarios para vivir. Este instrumento consistía en miles de fichas que se hacían girar frente al usuario le recordaría los conocimientos fundamentales. Esto resuena, por un lado, con el cine y la secuencia de marcos que se confunden en una sola imagen en movimiento; por otro lado, inquietantemente, también suena a estrategias de mensajes subliminales que pueden ser insertados en los medios de comunicación masivos para influenciar el inconsciente colectivo. Es decir, por un lado, el tiempo es preservado como conocimiento pero por otro lado se corre el peligro de reificarlo en instrumentos de registro como reemplazo de la memoria. Lo preservado no puede preservar todos los conocimientos asociados a sus archivos, por tanto se vuelve un archivo de sí mismo, favoreciendo el olvido de lo no incluído en su funcionamiento. Resuena también esto con Hotel minotauro y la manera en que la memoria de la mujer asesinada queda grabada en la estructura mediática como algo que se revela como pornografico. En la navegación, la vida de la prostituta pasa a un segundo plano a compoaración de las sensaciones generadas por la navegación, el misterio, el juego de ser detective, toma más energía que el motivo de la navegación. No confundir a las representaciones de instancias de la memoria con la memoria misma parece ser la advertencia de este fragmento.










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