E-Lit y Borges


              Para esta semana leímos dos historias de Jorge Luis Borges, “El Aleph” y el “Jardín de los senderos que se bifurcan.” La influencia de Borges en la literatura contemporánea latinoamericana y mundial es inmensurable. Fascinado por la literatura fantástica, Borges explora la dialéctica entre la realidad y lo imposible. Sus indagaciones metafísicas y filosóficas, así como el tema de los sueños, el tiempo, los espejos, los laberintos y más, han inspirado a artistas tanto en el medio impreso como en el medio digital. Este es el caso de otro de los trabajos que exploramos esta semana: The Aleph: Infinite Wonder/Infinite Pity, de David Hirmes. Pero más allá de esta influencia temática o inspiracional, es interesante notar cómo una lectura de Borges puede informar la literatura electrónica, por qué no, cómo la literatura electrónica informa, posibilita yo afecta una lectura de Borges.
              En cierta forma, una de mis lecturas de Borges nota el interés del escritor por mostrar explícitamente el poder que tiene el lenguaje para crear mundos (galaxias,  naciones, identidades y más) y cómo esta creación opera en la realidad. En muchos de sus textos Borges explora los límites del lenguaje y el libro. Es decir, los límites ‘reales’ del material y el medio con el que trabajar, imaginando otros materiales y mecanismos que le permitan explorar lo imposible, lo infinito. Un material y un medio que él construye a través de la ficción, pero a la vez lo construye, que lo constituye a él, a Borges (Borges mismo se pone como un ejemplo claro de la relación de retroalimentación de la ficción y la realidad). Adelantándose a una problemática que hoy en día, diría yo, es central en el medio digital. 
            Las exploraciones de la temporalidad, de la simultaneidad, la permanencia e impermanencia, las posibilidades y las posibilidades infinitas son algunos de los temas que tienen un lugar privilegiado en las distintas formas de literatura electrónica. Podemos pensar en la literatura electrónica o digital como un medio que usa distintos mecanismos para generar texto (un texto o más). Por otro lado, existen textos que se crean a través de la simultaneidad, a través de la interacción y que exploran distintas posibilidades. Algo parecido podemos encontrar en los cuentos de Borges. En el “Jardín de los senderos que se bifurcan” por ejemplo, dos mecanismos distintos, el libro y el laberinto, se juntan para lograr un solo texto. Más aún, como nota el narrador y protagonista de la historia “En todas las ficciones, cada vez que un hombre se enfrenta con diversas alternativas, opta por una y elimina las otras; en la de él casi inextricable Ts’ui Pên, opta—simultáneamente—por todas. Crea, así, diversos porvenires, diversos tiempos, que también proliferan y se bifurcan” (113). Pensemos entonces en una especie de hipertexto, de literatura generativa que requiere de un lector el cual toma decisiones y des esta forma va construyendo el texto. Sin embargo, esto no quita las otras posibilidades, pues en otro momento, u otro lector puede tomar decisiones distintas,  haciéndolo un texto casi infinito (no solo en sus caminos pero en las experiencias).
             Por otro lado, este no es el único texto en ficciones que podemos relacionar a la literatura electrónica. A nivel quizá más teórico podemos notar discusiones de autoría, contenido y materialidad (presentes en las discusiones en cuanto al medio digital) en historias como “Pierre Menard, Autor del Quijote,” o la creación de un mundo que se sostiene por medio de ‘otro’ lenguaje en “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius,” o por último bibliotecas que se combinan infinitamente en “La Biblioteca de Babel.”
            Las posibilidades que nos permite explorar el medio digital también tienen resonancias en otro cuento de Borges, “El Aleph.” En este cuento un hombre, Carlos Argentino Daneri, tiene la posibilidad de ver todo al mismo tiempo, todas las cosas son vistas por él en simultáneo. Un lugar donde todo el espacio se concentra “Un Aleph es un punto del espacio que contiene todos los puntos” (187) dice el narrador. Quizá podemos pensar en el world wide web, o en la web en general, donde todo parece concentrarse, todo ocurre en simultáneo y puede tomarse como “[…] el lugar donde están, sin confundirse, todos los lugares del orbe vistos desde todos los ángulos (188). 
         Más allá de cómo las ideas de Borges pueden influenciar el contenido textual de otras obras, también podemos entender una relación de Borges con la literatura electrónica en cuanto a ciertos postulados sobre el medio. Espen Aarseth, en su texto Cybertext: Perspectives on Ergodic Literature, nota una asociación entre los planteamientos de Borges y la literatura digital. Más aun, Aarseth dice: “[…] the cybertext reader is a player, a gambler; the cybertext is a game-world or world-game; it is possible to explore, get lost, and discover secret paths in these texts, not metaphorically, but through the topological structures of the textual machinery” (1). Esta noción del lector como un creador de texto, como un participante se descubre en Ficciones y gran parte de los cuentos borgeanos. En los cuentos el lector entra en una especie de triada, parecida a la figura que muestra Aarseth, donde se necesita al operador, quien junto con el medio y signo verbal forman el espacio donde tiene lugar del texto (21).
           Por último, creo vale notar cómo la literatura digital nos ayuda a leer a Borges, clarificando y/o complejizando las posibilidades de aquello que antes podía percibirse como imposible, como fantástico. En este sentido, las ficciones de Borges, que como dije antes para mi hacen explícita una relación de retroalimentación entre la ficción y la realidad, van perdiendo de alguna forma el carácter que define lo fantástico, su carácter de explorar lo imposible. Los distintos caminos, las posibilidades de construir un laberinto lineal (o no lineal) donde todo puede ocurrir, un punto desde donde cada punto pueda accederse y verse desde distintas (aunque no desde todas) sus perspectivas, un lugar (cuerpo, espacio) donde el tiempo pueda pensarse como detenido, la simultaneidad, se hacen en cierta forma más posibles, palpables, en el espacio de la literatura electrónica. De esta forma, creo que podemos pensar en cómo Borges nos da una especie de premonición y a la vez una base para la literatura digital. Si lo leemos como un precursor, podemos entender mejor la figura del lector, operador, como creador de texto, así como la importancia de lo performativo y la relación humano-máquina. Sin embargo, leer a Borges a través de la literatura electrónica quizá nos posibilite establecer mejor las conexiones entre el mundo ficcional y  el real de Borges, a entenderlo como una relación de retroalimentación, como una división porosa como la es la del “mundo virtual” y el “real.”

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