Re-emerged: Ergodic Realism, Death and Technological Revelation
Aarseth sugiere que los eventos de literatura ergódica son aquellos en para los cuales nuestros preconceptos de lo que es ¨leer¨ no son lo sufientemente flexibles. Por eso, estos textos (llamados cibertextos) requieren un esfuerzo no trivial de lectura. Aarseth se refiere a objetos multimedia y los efectos de sus propiedades materiales pero su propuesta de un análisis funcional de estos textos se podría expandir a otros tipos de eventos. Como dice Hayles en Media Specific Analysis, la materialidad es una propiedad emergente en el encuentro entre el lector y la riqueza del mundo.
Así, creo que es común sentir que no es suficiente considerar cognitivamente todas las posibilidades a tomar ante una encrucijada. Algo siempre se entromete y evita una consideración holística de nuestra situación que siempre tendrá más y más variantes y limitaciones sociales que considerar. Ante los contradictorios legados de nuestras propias resistencias y de luchas sociales e inter-generacionales, reificamos algunas genealogías en autoimágenes y nos olvidamos u olvidamos o silenciamos a otras, parcialidad existencial debida a interiorizadas violencias simbólicas que pueden evitar que las reconsideremos a la luz de las tendencias del presente.
Las tecnologías de inscripción sólo pueden ser instrumentos para tal labor afectiva de no sólo acumular sino procesar todas las posibilidades que escapan a nuestra conciencia (como la crítica que creía que hacía Tabbi a Digital Humanities), pero a fin de cuentas somos los usuarios los que debemos decidir cuál tecnología usar para qué, y cómo. Instrumentos heurísticos, como caracteriza Ricardo a Cybertext Theory (inclusive a MSA y remediation) quizás transformando a la teoría misma en tecnología de interpretación, que intuyo que implican potencial transformación de la memoria del usuario que toma forma con las propiedades emergentes del cibertexto. Las textonomías y textologías de un cibertexto son co-dependientes y variables. Los textos de Borges El jardín de los senderos que se bifurcan y El Aleph ejemplifican este proceso de agotamiento de posibilidades para trascender lo sicológico a través de la tecnología en una acción que revela para los lectores una representación de la infraestructura mediática como instrumento de poder, representación que a su vez sirve como estructura o código que sincroniza los múltiples hilos narrativos en cada texto.
En ambos El Jardín y El Aleph comenzamos con representaciones de protagonistas calculando sistemáticamente sus posibilidades. En el primero, leemos una remediación ficticia de una declaración de Yu Tsun como parte de una enciclopedia de guerra. Luego de una llamada telefónica de Madden en la que se entera que lo van a asesinar, Yu reflexiona inquietantemente sobre todas sus posibilidades y sobre la inminente sincronización del pasado y el presente: ¨Siglos de siglos y sólo en el presente ocurren los hechos.¨ Pero es a través la visión de un ave que toma una decisión repentina e innovadora:
¨Un pájaro rayó el cielo gris y ciegamente lo traduje en un aeroplano y a ese aeroplano en mucho (en el cielo francés) aniquilando el parque de artillería con bombas verticales.¨
Esa visión es interpretada tecnológicamente y la tecnología en el contexto político de su uso, lo cual detona una cadena de razonamientos (no triviales) hasta que llega a la solución: ¨La guía telefónica me dio el nombre de la única persona capaz de transmitir la noticia.¨ Encontró la manera de transmitir el nombre del lugar de la base a alemania a través de matar a una persona con el mismo nombre del lugar. Y esto lo logró utilizando la guía telefónica activamente, ergódicamente, para fines no prevenidos en su diseño original, pero con un propósito definido políticamente, no como mera acumulacion de posibilidades (¿quizás como en la remediación: http://hirmes.com/aleph/index.html ?)
Pero en El Aleph original, luego de las visitas anuales sistemáticas a la familia de la finada Beatriz (cuya muerte o ausencia es el espectro/protagonista dominante de todo el texto), que se van volviendo más intrusivas con cada reiteración, es a través de una llamada telefónica de Carlos Argentino que Borges decide automáticamente, como si lo hubiera estado esperando, ver el Aleph, sin saber nada de él: ¨Iré a verlo inmediatamente.¨ Como si hubiera sido lo que faltaba. Este Aleph es asociado por Borges a la memoria de Beatriz y por Carlos con la posibilidad de escribir al mundo. Es a través de ver a El Aleph que Borges logra explorar sus memorias de Beatriz e incluso sospechar de alguna relación perturbadora entre ella y Carlos Argentino, hasta eventualmente agotar su deseo de acercarse a ella, ¨vengarse¨”de Carlos y aconsejarle alejarse de esa casa. De algún modo, esta ¨segunda muerte¨ de Beatriz para Borges es también la muerte de un tipo de literatura para Carlos que pretendía escribir el mundo a través del Aleph (como ver al mundo a través del Globepop que a su vez es una remediación del mundo a travéz de Google Maps), y sólo después de dejar de pretender esta inmediación parece poder escribir algo que pueda ganar un premio literario, poder acceder a los mecanismos de poder literario. Es decir, es la muerte sicológica, o el fin del luto de Borges sobre Beatriz, aunque asesinada literariamente para beneficio de Borges y Carlos.
Igualmente, en Los Senderos se llega a a esto a través de otros tipos de muertes, reales y sicológicas. Como el cansancio de Borges del Aleph, Yu se despide de su ¨espejo¨ reflexivo, y consigue entregarse a una redención que para él es real aunque para el lector es simbólica. Explicada por él mismo:
¨Lo hice, porque yo sentía que el Jefe tenía en poco a los de mi raza -a los innumerables antepasados que confluyen en mí. Yo quería probarle que un amarillo podía salvar a sus ejércitos.¨
Yu reflexiona sobre sus antepasados chinos mientras trabaja para los alemanes contra los ingleses, para lo cual su última opción es asesinar a alguien (Albert) que parece ser el único Inglés que sabe más sobre sus antepasados que él mismo. Irónicamente Yu es, a las vez, catedrático de Inglés en la China. Esta es la muerte sicológica que se revela a favor de una maquinaria política internacional. Lo cual demuestra que Yu no superó lo sicológico, sino que somos los lectores, al ver lo que no ve Yu en sus ironías, que nos damos cuenta de que la opacidad primaria en las tecnologías son las predeterminaciones políticas que estructuran sus usos irreflexivos. Pero lo que vemos los lectores son representaciones de tales tecnologías en la emergente red global mediática en época de la segunda guerra mundial. Estas representaciones son las que yo encuentro como ejen estructurales en mi lectura del texto (pero podrían utilizarse otros puntos de referencia para abstraer la narrativa del texto, que nunca es dada de antemano, como parece sugerir Aarseth), sobre todo el laberinto conceptual que a su vez se remedia en un laberinto novelístico que se refleja en el laberinto existencial de Yu y en el jardín etc.
Así, Yu, aunque logró su objetivo inicial a través de la frialdad, no parece haberse liberado del laberinto, de su laberinto, pues prefirió terminar su trabajo a hacer caso de otras rutas en el laberinto de posibilidades. Estas posibilidades no mueren por haberse realizado una, como con la primera muerte de Beatriz, sino, como dice Yu:
¨No sabe (nadie puede saber) mi innumerable contrición y cansancio.¨
PD: Ejemplo en respuesta a lectura de Tabbi:
https://www.facebook.com/groups/850609558335839/
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