Hipertexto en Rayuela
Para la clase de esta semana leímos Rayuela, de Julio Cortázar. Nuestra lectura tiene como enfoque uno de los mecanismos más importantes de la novela, el hipertexto. Para aproximarnos al funcionamiento del hipertexto, tanto en la literatura impresa como en la digital, leímos Hypertex: An Introduction de George Landow. Landow nota las distintas funciones literarias que cumple y posibilita el hipertexto. Dentro de estas hay una que sin duda tiene una importancia muy clara en la literatura de Cortázar: la noción del lector activo. En Rayuela no sólo se teoriza un esquema o un desarrollo del concepto hipertextual, en la voz de sus personajes, sino que también se intenta poner en práctica por medio de su estructura y forma. Comentaré entonces brevemente sobre el uso del hipertexto en la novela con relación a la interacción, la narrativa, el tiempo y el espacio.
En la estructura de Rayuela, podemos notar el elemento interactivo a partir de las “instrucciones” que presenta libro. Este aspecto es muy comentado y difícil de escapar. Cortázar nos presenta “[M]uchos libros, pero que sobre todo es dos libros…” Uno de esos dos libros puede leerse de forma lineal y el otro debe seguir un orden establecido por el autor. Este tablero de instrucciones corresponde como nota Belén Gache en Escrituras Nómades, a una estrategia de des-subjetivación lo cual tiene como propósito limitar la figura del escritor y lograr que el texto se concrete en “la interacción con el lector.” Si bien, la opción ya implica una decisión, un acto consciente por parte del lector ambas versiones, a mi entender, siguen sujetas al autor ya que de alguna forma aparecen “prefabricadas”. Sin embargo, existe la referencia a aquellos “muchos libros,” lo cual implica que el lector puede tener aún más poder creativo al generar su propio orden textual, sus propias conexiones y por ende su propio texto.
Por otro lado, la novela intenta romper con la narrativa convencional que nos lleva a leer un libro de principio a fin. Esta estrategia implica una experiencia distinta para el lector. Al final de cada capítulo leído aparece un número que indica cual es el capítulo siguiente para leer. De esta forma, se entablan conexiones que no necesariamente tienen una secuencia definida. Las referencias, los nexos implican desplazamientos hacia otros fragmentos lo cual implica que el lector debe formar nuevas formas de asociación.
Un mecanismo similar pero que tradicionalmente funciona diferente son las conexiones y los nexos y construcciones que se dan por medio de las notas a pie de página (o en otros textos por medio de glosarios). Este mecanismo se presenta dentro de la misma obra en el capítulo 95 (podemos pensar que debido a las notas al pie de página cada edición otra novela, otro libro de los muchos libros). Como Landow apunta las “Notas a pie de página o al final constituye la experiencia básica y el punto de partida del hipertexto.” Más aún, en muchos casos la misma gramática y sintaxis de la narrativa nos invita a buscar y crear referentes. Por ejemplo, cuando el protagonista dice “Y al final te convencías de que todo había estado muy bien, y que Pabst y que Frizs Langs (125). La narración nos invita a crear vínculos entre los personajes que se mencionan y la acción que se describe. Si bien esto requiere de un lector activo, de un lector que contribuya a generar texto, esto está de cierta forma limitado por el medio impreso. Como apunta Landow, “…hay un distanciamiento físico entre el texto y sus referencias (hipertextuales). Esto cambia con el hipertexto electrónico.”
La búsqueda del lector activo, del lector que pueda generar su propio texto, también puede notarse en la forma en cómo los elementos hipertextuales funcionan con relación a espacio y tiempo. En cuestión del espacio, los lugares por donde los protagonistas caminan se pierden, se buscan, se encuentran, sirven muchas veces como referentes históricos y literarios. Por otro lado, el espacio que se denota y los movimientos sobre este (los saltos los giros y los desencuentros, crean un desorden intencional. Este juego de trayectorias (tanto del personaje como del lector), ejemplifica la noción que presenta Stuart Moulthrop en Rhizome and Resistance: Hypertext and the Dreams of a New Culture, en cuanto al uso del espacio en términos de transformación. En sus términos, el “smooth social space is mediated by discontinuities. It propagates in a matrix of breaks, jumps, and implied or contingent connections which are enacted by the viewer or receiver.” Este sistema es, como lo menciona Moulthrop lo que Deleuze and Guattari llaman “becoming.” De esta forma, se indica que la textualidad no está establecida, esta en formación, se crea por medio de los nexos que el lector hacer.
Podemos pensar en la relación de este uso del espacio con el tiempo. La novela rompe con la narrativa lineal, quizá formando un esquema multilineal. La misma novela lo conceptualiza: “Hay tiempos diferentes pero paralelos.” Los saltos temporales en la novela se nos dan a través de la estructura del hipertexto. Pero también, dentro de la narrativa no se puede apuntar a un tiempo seguro, concreto. En los capítulos que leímos había dos referencias temporales y ni una de estas eran específicas. El tiempo a veces funciona como aquel disco que aparece en varios de los capítulos. Puede comenzar en distintas partes, volver al comienzo de la historia, ir al final. Esto requiere que el lector se enfrente con vacíos y genere sus propias conexiones, sus propios textos.
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