Blog, literatura y mediación

Esta semana, se nos sugirió la siguiente pregunta para la discusión en clase ¿puede un blog ser literatura? A mí me parece que tiene una respuesta sencilla: sí, sí puede. Y no sólo me refiero a las “blogonovelas” estudiadas por Daniel Escandell sino también a otros tipos de blog, no ficcionales, de carácter más bien ensayístico o autobiográfico a modo de diario compartido con el público (“bitácora extimista” los llama Escandell y dice, extrañamente, que este es “el proceso natural de un blog” [210]). Si algo nos ha enseñado el eterno debate por definir qué es la literatura (¿escritura con propuesta estética? ¿una forma de leer ciertos textos? ¿una convención? etc.) es el hecho de que ésta es una categoría en constante redefinición, para nada clara, para nada estática y ciertamente no definitiva. Por lo pronto, yo diría que mientras haya un proceso de escritura, una narrativa (ficcional o no) e incluso una apuesta estética (como la hay en muchos blogs), no hay duda de que un blog-diario o un blog de opinión puede ser leído como literatura o desde lo literario del mismo modo que los diarios (Kafka, Kerouac, Cioran) o las columnas de periódico de ciertos escritores (Ibargëentoitia, Leñero) lo son. Puede ser mala literatura, pero esa es una cuestión aparte. Creo que es ingenuo y elitista suponer, como por momentos parece hacer Escandell en este capítulo (175, 182, 210), que no existe un trabajo estético o literario en un blog a menos que se ironice, como lo hacen las blogonovelas, sobre el supuesto “proceso natural” de la bitácora al crear un avatar-narrador y un contenido narrativo enteramente ficcional.

   De hecho, a mi modo de ver, tanto los blogs no ficcionales (bitácoras extimistas) como las blogonovelas comparten una característica esencial que permitiría leer las dos formas en horizontal y no en vertical (blogonovela sobre o mejor que la bitáctora vía la ironía): ambas están pensadas para que su forma, su contenido y su medio interpelen al lector y lo hagan partícipe de la obra. En mi opinión, además, esto es lo que une al blog con ciertos tipos de publicación periodística: por un lado, la columna de opinión, en particular en su forma de comentario y narración breve sobre un episodio cotidiano (la figura pop es Carrie, la protagonista de Sex and the City) y, por el otro, la novela por entregas de finales del siglo XIX, en la que los lectores comentaban sobre lo que les gustaría que sucediera o no y el autor moldeaba el texto de acuerdo con esto. En ambos casos, la interacción constante con los lectores, ya sea a través de las cartas y llamadas del pasado o los e-mails, comentarios, encuestas y otros recursos de los blogs actuales, es crucial porque esto determina elementos de la forma como el trabajo sobre lo actual y lo cotidiano, la inclusión de referentes comunes (noticias relevantes, etc.), la brevedad, la serialidad (tramas o perspectivas lo suficientemente abiertas para que sean a la vez reconocibles y a la vez inagotables) o la indefinición (los lectores pueden sugerir temas, cambios, propuestas, etc.). En lo personal, me interesa más leer y analizar el fenómeno de un blog como literatura, más allá de si es bitácora, blogonovela o algo más, desde estas dos perspectivas –la del lector-partícipe como pieza clave de la forma misma del texto, por un lado, y, por el otro, la de la estrecha relación entre el blog y formas anteriores del periodismo literario– pues ambas apuntan a pensar la escritura y la (auto)publicación como un proceso de mediación entre autor(es) y público, cosa que podría mostrarnos cuestiones interesantes en el futuro. 

Referencias
Escandell, Daniel. "Literatura y simbiosis. El blog como marco de creación literaria." Escrituras para el siglo XXI. Madrid: Iberoamericana-Vervuert, 2014, pp: 155-228. 

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