El Aleph y la imagen.


Me pregunto si Borges habría le habría encontrado sentido a inventar los mundos que construyó si hubiera conocido las posibilidades de la internet. También me pregunto si habría hecho literatura electrónica.

En la escritura de Borges está la concepción de mundos paralelos al nuestro, en donde aquello imposible en un mundo material, regulado, respetuoso por ejemplo de los límites del espacio, del tiempo, de la mente, de pronto se hace posible. 

En la literatura electrónica se puede llevar a la realidad digital (o hiperrealidad, si se le quiere llamar así) casi cualquier cosa concebible, pero con la tecnología conocida masivamente hasta hoy hay un gran límite: la enorme dependencia que este tipo de expresión tiene de la imagen, pues para acceder a muchas de las piezas de literatura electrónica actual es necesario contar al menos con el sentido de la vista (aquellos que no pueden ver tienen que conformarse con una descripción de la pieza, pues su discapacidad les impide conocerla completamente). 

La no dependencia de la imagen es una de las grandes ventajas que tiene el Aleph de Borges sobre cualquier producción visual conocida. Su poder radica en que explota la imaginación del lector y a través de las pistas que están sembradas en el cuento señala sus cualidades y características, además de que presenta al lector los problemas que genera el Aleph, etc., obligándolo a construir en su mente su propio Aleph.


Me gustaría pensar que fuera posible una pieza de literatura electrónica que metaforice el Aleph de Borges, sin embargo es una concepción tan compleja y misteriosa que no se me ocurre como se podría materializar en el campo de la literatura electrónica. Por ahora la concepción que me parece más cercana a esa entidad sería una computadora con acceso a internet. 

Borges, Jorge Luis Ficciones. Alianza Editorial, 1995.

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