Rayuela y los hipertextos digitales

En su libro Hypertext 2.0 George Landow introduce el hipertexto a través de la las ideas del crítico literario Roland Barthes. Escribe: “In S/Z, Roland Barthes describes an ideal textuality that precisely matches that which in computing has come to be called hypertext – text composed of blocks of words (or images) linked electronically by multiple paths, chains, or trails in an open-ended, perpetually unfinished textuality described by the terms link, node, network, web and path” (Landow, 3). Tomando esta definición como punto de partida, se podría pensar la novela Rayuela de Julio Cortazar como una especie de hipertexto. La novela contiene cada una de las características en la definición de Landow, aparte de ser “linked electronically”. La novela, no obstante, puede verse como una serie o colección de “lexías” en el sentido de Barthes, representado por los capítulos. De este modo, se puede decir que Rayuela sí es un hipertexto. Landow mismo señala que no todo hipertexto tiene que ser electrónico y las raíces del hipertexto actual yacen en una tradición impresa: “The standard scholarly article in the humanities or physical sciences perfectly embodies the underlying notions of hypertext as multisequentially read text. For example, in reading an article … one reads through what is conventionally known as the main text, encounters a number or symbol that indicates the presence of foot- or endnote, and leaves the main text to read that note” (Landow, 4).

Con Rayuela, no hay el texto principal de que habla Landow, sino que esa red creada por la acción de saltar por el texto (cuando el lector busca una nota) se convierte en el texto mismo. Como bien señalaron ya mis compañeros, esto le da al texto la forma rizomática tan característica de los hipertextos.


Por todo lo que comparte Rayuela con el hipertexto actual, sigue teniendo unas diferencias claves. Primero, como ya señalado, carece del carácter electrónico del hipertexto digital. Esto tiene como consecuencia la disponibilidad total del texto para el lector. Como ya han dichos mis compañeros, el lector puede seguir el camino indicado por Cortázar, leerlo como códice tradicional, o leerlo como le plazca, pero de todos modos el lector sigue teniendo toda la información en el libro, aunque la acceda en orden distinto. En cambio, los hipertextos digitales, como señala Aarseth, son capaces de incluir caminos que resultan no accesibles para el lector. Es decir, que según el camino que se elija en el hipertexto, la historia cambia no sólo por el orden en que las lexías aparecen, sino que se accede información nueva o distinta que no es accesible por otro camino. Esto me parece una diferencia clave para el lector/usuario en la experiencia de Rayuela y un hipertexto actual. 

Fuentes:

Cortázar, Julio Rayuela. Madrid: Punto de Lectura, 2006.

Landow, George P. Hipertexto: la convergencia de la teoría crítica, contemporánea y la tecnología. Barcelona: Paidós, 1995.
Aarseth, Espen. Cybertext: Perspectives on Ergodic Literature.

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